El Real Madrid cosió la autolesión que le infligió Vinicius con una goleada facilísima al Valencia, que fue un equipo zombi en el Bernabéu. El equipo de Xabi Alonso empieza a meter miedo y tiene a Mbappé como su jugador más temible. Doblete del francés, que pasaportó el partido por la vía rápida, y sendos golazos de Bellingham y Carreras. Vinicius falló un penalti que le cedió Mbappé y Xabi Alonso los quitó a la vez con la cabeza en Anfield.
Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana el Real Madrid ganó el Clásico. En realidad fue hace seis días pero han pasado tantas cosas malas desde entonces, casi todas protagonizadas por Vinicius, que parece que la victoria ante el Barcelona fue cuando Gonzalo Miró lucía media melena. La crisis insólita, inédita e inaudita generada por el brasileño en la casa blanca ha presidido una semana que debería haber sido de vino y rosas en Valdebebas y acabó siendo de espinas entre reuniones, perdones tardíos y comunicados a medias.
Xabi Alonso trató de apagar el incendio con buenas palabras y medias verdades. Se tragó el sapo por pragmatismo y con elegancia y dio el caso Vinicius por zanjado. Luego le quedaba elegir el once que se mediría ante el Valencia con Anfield en el horizonte. Y le puso. A él y a todos los del Clásico menos a Camavinga, cuya fornida espalda se guardaba para acarrear al Real Madrid en Anfield.
Muchos pensaron que Xabi rotaría. Erraban. Fue con todo y con todos porque no se fiaba del Valencia y porque quería consolidar los cinco de ventaja sobre el Barcelona obtenidos tras el Clásico. Así que a Courtois le escoltaron otra vez Valverde, Militao, Huijsen y Carreras. Por delante Güler volvía a ser la pareja de Tchouaméni como una suerte de Dúo Sacapuntas futbolístico. A la línea de tres mediapuntas regresaba Mastantuono. Franco siempre a la derecha, Bellingham en el centro y Vinicius en la izquierda. El 9 era el 10, un Mbappé que estrenaba su recién entregada y lustrosa Bota de Oro.
Apretó de salida el Real Madrid, que pronto cercó el área de Agirrezabala. Güler dio el susto nada más empezar. El turco se torció el tobillo él solito y se echó al suelo y saltaron las alarmas en el Bernabéu. Calentó Camavinga pero la sangre no llegó al río. Llegó después una ocasión de Vinicius a la que respondió con una buena mano el meta valencianista. Aplaudía la afición del Real Madrid.
Se adelanta el Madrid
Xabi Alonso dibujó una modificación en su sistema. Retrasó a Bellingham al lado de Tchouaméni y dejó más adelantado a Güler. El cambio dio más vigor al Real Madrid en el medio pero no le alejó del área. Incluso el inglés tuvo en sus botas el 1-0 tras un remate dentro del área al que volvió a responder con mano firme Agirrezabala. La segunda del Madrid.
En el minuto 15 llegó un penalti triple del Valencia a la salida de un córner. Una mano de Tárrega y sendos agarrones escandalosos a Bellingham y Mbappé. Busquets Ferrer no vio ninguno pero desde el VAR le advirtieron para que revisara la acción. Curiosamente, le enseñaron el primero de los tres penaltis por cronología. La mano de Tárrega. La pitó. Mbappé se pidió el penalti, lo ejecutó con paradinha y lo marcó. El Real Madrid se ponía 1-0 por delante.
El Valencia era un guiñapo en el Bernabéu. Campaba a sus anchas el equipo de Xabi Alonso, que tenía a su merced a los de Corberán. Así llegaría el 2-0 poco después del minuto 30. Bellingham cocinó la jugada en la base y encontró a Güler en la izquierda. Avanzó el turco y la puso al área con delicadeza y precisión. Allí encontró a Mbappé, emboscado en el segundo palo, que sólo tuvo que rematar de media volea en el segundo palo para firmar el doblete.
El Real Madrid tenía todo a su favor para golear. El Valencia había bajado los brazos. Llegaría antes del descanso un penalti clamoroso sobre Carreras. Mbappé se marcó un Induráin y se lo cedió a Vinicius para que tuviera algo que celebrar. Nunca lo hiciera. El brasileño lo tiró raso, fuerte y al centro. Mal, muy mal. Lo rechazó Agirrezabala y el Bernabéu pitó. Normal. Si puede ser lanzo desde aquí una petición: que no tire ninguno más. Ni siquiera en tandas.
Por la vía rápida
Daba igual porque al Real Madrid tenía el partido bajo control. Así llegaría el 3-0 en pleno vendaval blanco. Lo marcó Bellingham en una acción individual en la frontal del área. No quiso mirar a nadie y, tras dos recortes imponentes, la clavó por el palo largo del meta del Valencia. Con el 3-0 en el marcador y el equipo blanco con todo a favor se acabó la primera mitad. Partido resuelto, Madrid poderoso, Valencia menguante.
Tras el descanso Xabi metió a Camavinga por el amonestado Tchouaméni y a Ceballos por Güler. Ambos entraron a manejar el juego del equipo. Bellingham volvía a la mediapunta. El partido había muerto. No es que fuera un zombi, es que era un muerto, muerto. Intentó agitar algo el manzano Corberán con tres cambios. Lo mismo daba.
Perdonó el cuarto Mbappé tras una jugada individual de Vinicius que había arrancado desde el campo propio. Tiró al muñeco y paró Julen, el héroe del Valencia. Insisto: no había partido por ningún sitio. Xabi Alonso tomó entonces una decisión (previsiblemente) salomónica: quitó al mismo tiempo a Vinicius… y a Mbappé. Entraron en su lugar Endrick y Rodrygo. El saludo entre el brasileño y su entrenador fue frío como la Antártida.
Poco después del salseo llegó el cuarto. Lo marcó Álvaro Carreras, que se estrenó con el Real Madrid con un golazo imponente, una media volea que fue cogiendo apertura hasta colarse por la escuadra de Agirrezabala. Primer gol de un jugador español esta temporada en el Madrid ante un Valencia que llevaba una hora con los brazos cruzados.
Ya eran los minutos de la basura que el Real Madrid supo gestionar con cabeza para terminar abrochando los tres puntos ante un Valencia que dio una imagen desoladora en el Bernabéu.